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Cómo conectar con tu niño/a interior?

  • Foto del escritor: Laura Pitarque
    Laura Pitarque
  • 18 nov 2023
  • 4 Min. de lectura

La finalidad es entender a tu niño/a interior. Lo más importante es que empieces a entenderte. La persona en general tiende a hacer mucho esfuerzo para conseguir lo que quiere, sin tener en cuenta la parte emocional. Queremos lograr objetivos sin saber gestionar. Cuando gestionas, el objetivo se consigue sin hacer fuerza.

La prisa y la exigencia te generarán una sensación en tu interior, en el pecho, en la garganta, en el estómago... y lo que hay que hacer es entrar dentro de esa sensación. No es fácil porque estamos acostumbrados a parámetros mentales y no emocionales.

Hay que acceder a la sensación y de la sensación ir a la emoción que te llega. Y cuando empiezas a bucear te puede venir una imagen. Deja el espacio a ese niño/a interior que lleva mucho tiempo buscándote. Ese niño/a forma parte de tí.


Por ejemplo, si quieres conectar con tu hijo, primero tienes que conectar contigo mismo/a.

Si utilizas la mente para controlar las cosas, en el subconsciente se van acumulando las sensaciones y emociones que no les vas haciendo caso. La impulsividad viene porque utilizas mucho la mente.


Desde que un niño/a nace, absorve las emociones de sus padres. A medida que crece y según le va viendo el exterior, va adaptándose. Cómo romper esas creencias?

por ejemplo, si mis padres me decían que soy tímida, yo me voy a presentar como una persona tímida. Dónde lo sientes? hay que entrar a la emoción y llegar a tu niño/a interior.

Se trata de sentirlo/a y dejar el espacio a sentir, que no estamos acostumbrados. Desde el corazón puedes hablar con tu niño/a interior, sino, no te escucha. Ve a ese niño/a vulnerable que es el/la tuyo/a.

Hay que llegar al fondo para poder sanar las emociones no gestionadas.

El problema de las emociones es que si no se gestionan se repiten. La clave es gestionar lo que nos toca vivir. El mundo emocional siempre sorprende.

Primero es el aprendizaje, luego la aceptación.

Hay que dar el espacio a la tranquilidad, la paz, a poder expresarse.

Debemos aprender a ver qué es lo que deseamos, lo que queremos, lo que sentimos y cuál es nuestra necesidad. Ser capaces de saber realmente cómo deseamos vivir soltando lo que aprendimos de los demás que no es nuestro.


Cuando estés trabajando con tu niño/a interior, conecta desde el pecho, no lo subas a la cabeza. Cuando por ejemplo, conectas con la exigencia del niño/a, con el nunca es suficiente, lo que tienes que hacer es acercarte a él/ella, a esa parte que se siente exigente, acercarte y decirle que le quieres. Díselo con mucha ternura. Hay que profundizar en la sensación. La clave es tomar consciencia de la sensación de exigirse mucho.

En la medida que le quieres, el niño/a se exige menos. Si intentas no exigirte, lo estás haciendo superficialmente y no sirve de nada. Te acercas desde la ternura, le dices al oido que lo/a entiendes, que entiendes cómo se siente, que durante mucho tiempo no has sabido llegar a él/ella, pero ahora ya sabes cómo hacerlo. La exigencia no es intentar no exigirse, es entender al niño/a por qué se exige. Es distinto. La verdad genera desnudez emocional.


Pongo otro ejemplo, si tienes dolores de cabeza, en la medida que vas gestionando las emociones, el dolor de cabeza cambiará. Es importante tener el corazón abierto y notar la sensación, porque así estás en tu realidad.


Otro ejemplo, si tienes ansiedad, palpitaciones, es la lucha que tienes entre el corazón y la propia exigencia de lo que crees que deberías hacer y cómo deberías de funcionar. Es porque generas una gran lucha entre lo que quisieras y lo que es. Así no funciona el sistema. Conecta con la ansiedad, dónde la sientes, pásala a un sentimiento, para profundizar, porque ahí está la clave del proceso. Si intentas hacerlo bien, de una forma determinada, te exiges tanto que no lograrás aprender de ninguna forma. No es así. Sólo el hecho de que quieras hacerlo bien, ya estás limitando el proceso emocional, porque estás controlando con la cabeza. Mientras controles una emoción, se generará una lucha de cómo quiere surgir y lo que tú quieres generar. Eso te dará muchos problemas. No te dejará avanzar, porque no es la forma de avanzar.


Otro ejemplo, te angustia que tu pareja no esté en casa. Entonces, conecta con la angustia. El sentimiento que tienes en tu interior tiene que ver con algo. El niño/a lo asocia con una sensación de abandono. El/La adulto/a rellena el tiempo que está solo/a para que no pase nada, pero así no funciona. Si trabajas ese conflicto y lo desbloqueas, la próxima vez que tu pareja se va y tú te quedas solo/a en casa, ya no pasa nada. Como estás con tu niño/a, ya no se siente abandonado/a. Si no lo trabajas, cada vez que se va, hay un resentimiento en el interior y cuando vuelve hay esa descarga de resentimiento. Si no conectas con el interior de la otra persona, no puedes sentir nada.


Siempre hay que ir con mucho cariño y ternura para poder acercarse a tu niño/a interior.

Lo que vale es lo que tú sientes. Tienes que adecuarte a tus sensaciones, valorarlas y conectar con ellas. Cada vez que trabajamos las emociones, lo que hacemos es aumentar la capacidad de diálogo con nuestro/a niño/a interior. Tienes que aprender a enamorarte de tu niño/a interior.


Si lo que la vida te trae es el abandono, está bien, porque trabajándolo se convierte en un verdadero aprendizaje. No importa tanto el hacerlo bien, sino desde dónde se hace.


Acordaros de gestionar los conflictos y no acumularlos.






 
 
 

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